martes, 21 de septiembre de 2010


A ti abuelo:

Recuerdo aquel primer café, en la Calle Cádiz... y el buenos días atronador que despertó a todo el local. Tu andar cansino, lento y firme, sobre tus andarinas botas. Y de aquel comentario: "Chaval, apuntas maneras, me da la sensación que vas para importante".

También de aquella primera visita al Congreso con Pili, y contigo y con Paco haciendo de cicerones y magníficos guías del palacio del Congreso en Madrid.

De la cantidad de carteles que pegamos algunos jovenes locos en las elecciones generales donde conseguiste por primera vez escaño en el Congreso de los Diputados el otro día hablé con Paco; de todo lo que nos tuvimos que oír, que si te habíamos absorbido el cerebro, que si chocheabas...que si te manipulabamos.... Cuanta envidia insana.

Afortunadamente demostraste la entereza e integridad innata en ti, en todos los planos, incluído el político. Y mandaste a la mierda y pusiste en su sitio al maleducado e irrespetuoso.

No se que tenías, que con cuatro palabras se te cogía cariño. En medio de tanta mierda, sobre nosotros retumbaran siempre los ecos de tu voz firme y vibrante, entonando el Canto a la Libertad.

Que tu compromiso sea el de todos, y ojalá algún día aprendamos a ser la mitad de íntegros y consecuentes, de lo que tu nos enseñaste con tu vida.


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